Rafael Llor visita el Liceo francés internacional de Murcia dos veces por semana. Hasta su despacho o, como él lo llama, espacio educativo-terapéutico, acuden numerosos chicos y chicas. Su trabajo junto a ellos consiste en aplicar una terapia breve, detectar el problema y orientar. Su papel es «imprescindible» en el Liceo.
Para ello, cuenta con la colaboración de Elisa, profesora del Liceo y responsable de la atención a las dificultades. En esta entrevista, Rafael nos cuenta qué situaciones trata con los alumnos del Liceo y cómo es la ayuda que les presta.
¿Quién es Rafael Llor? Soy director de la Asociación Albores. Tengo formación con trauma terapeuta infanto-juvenil, terapeuta familiar sistémico, pedagogo, maestro y educador social,
¿Cuál es el método de trabajo con los alumnos del Liceo que acuden a su espacio?
Trabajo con lo que se conoce como terapias breves. Veo situaciones concretas y fáciles de detectar para explorarlas y acompañarlos en la reelaboración. Los alumnos y profesores piden cita en cuanto detectan una necesidad y siempre hay mucha demanda.
¿Cuáles son los casos más comunes?
Situaciones de ansiedad o cuadros de estrés relacionados con la incertidumbre sobre el futuro, sobre lo que quieren estudiar o el estrés en bachillerato con los exámenes. Otros cuadros que estoy viendo bastante son perfiles depresivos con desmotivación o situaciones en las que el crecimiento y la adolescencia les expone a emociones nuevas. A veces, situaciones de relaciones sociales con compañeros. Hay un incremento en el sentimiento de soledad, aislamiento, incapacidad para gestionar el estrés, falta de comunicación en el entorno familiar, sobreprotección en algunos casos.
¿Los teléfonos móviles tienen algo que ver en todo esto?
Los teléfonos móviles son un tema fundamental. Cuando no están bajo el control de personas adultas están generando unas situaciones de aislamiento, ya que las relaciones que se establecen a través de ellos son virtuales. Se llega a la frustración a la hora de establecer relaciones sociales reales, y adaptarse al entorno escolar.
Una vez detectado el problema, ¿qué pasa si el alumno o alumna necesita una terapia en profundidad?
En el momento en el que se detecta un problema, si veo que la cosa es grave, no profundizo y aviso a las familias para orientarles y que el tratamiento lo haga un especialista concreto. Hay algún caso que hemos derivado a especialistas para una atención específica.
Gracias a la educación personalizada, la atención a cada una de las necesidades es muy buena y hay un gran equipo humano. Hay una preocupación real por el alumnado en el Liceo y eso ayuda a que se puedan solucionar estas situaciones.
Su trabajo se ha hecho imprescindible en el Liceo, ¿qué tan necesaria es la atención psicológica en un centro educativo?
Es imprescindible que los niños puedan tener un espacio seguro al que puedan acudir voluntariamente. Y es fundamental que sea atendido por una persona externa para no asociarlo al centro y no verlo como algo inseguro y amenazante.
¿Se consiguen resultados con la atención de terapias breves en el Liceo? Hemos conseguido muchas cosas positivas. Muchos alumnos han conseguido aplicar elementos para generar cambio. Trabajamos en equipo con Elisa, responsable en el Liceo de la atención a situaciones con dificultades. Con ella establecemos opciones para que los alumnos asuman la responsabilidad de empoderarse y servirse unos de otros. Se ha propuesto la auditoría juvenil para crear grupos de trabajo donde los chicos se apoyen en situaciones difíciles.
¿Ve favorable que el Liceo de importancia a la atención emocional de los alumnos?
El sistema educativo del Liceo favorece mucho que los alumnos puedan gestionar bien el estrés y las situaciones difíciles. Gracias a la educación personalizada, la atención a cada una de las necesidades es muy buena y hay un gran equipo humano. Hay una preocupación real por el alumnado en el Liceo y eso ayuda a que se puedan solucionar estas situaciones.
Foto: La Opinión de Murcia